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A gran voda do Marqués

San Bernardo, Madrid, 1851

A mediados do século XIX a vida en San Sadurniño continuaba tan monótona coma sempre. Os intereses do Marqués -as rendas de colonos e caseiros- eran cobrados e xestionados eficazmente polo seu administrador e alcalde ao mesmo tempo Justo Álvarez Sierra. E para onde ían as rendas dos labregos e labregas de San Sadurniño?.
En Madrid, o marqués José Mariano Quindós, pequeno rendista da nobreza periférica -con 29 anos- acadaba o sono de varias xeracións de Señores que o precederon: enxergarse coa mais alta aristocracia española mediante o matrimonio con Fernanda Villaroel y Goicolea de 24 anos e Vizcondesa de la Frontera, no luxoso pazo madrileño dos Duques da Conquista. Nese mesmo ano iniciaba a súa carreira política. pois en maio fora elixido Deputado pola circunscripción electoral de Ferrol representando ao partido moderado de Narváez.
O Marqués de San Sadurniño emparentouse así cos Duques da Conquista e Grandes de España. A cerimonia da voda debeu ser espectacular porque asistiu a "crème de la crème" da España de Isabel II. Deixemos que nola debulle polo miúdo a crónica de sociedade do xornal "El Heraldo" o 4 de xuño de 1851:

"El sábado último se verificó por fin la boda hace tiempo anunciada de la señorita hija de los Excmos señores Duques de la Conquista, que aprovecharon esta ocasión solemne para instalarse en su palacio de la calle Ancha de San Bernardo, que hace años hablan dejado de habitar para componerlo, o más bien para renovarlo completamente.
Esta ceremonia ha llamado la atención, así por la clase de los contrayentes como por el lujo que en ella se ha desplegado, (digno de ellos). Citados los convidados para las nueve de la noche, se notó ya desde las ocho en la calle la afluencia gente que acudía, como en las noches de baile en Palacio, a la puerta de la casa para verlos entrar. Para el orden de los coches y del público había municipales de caballería e infantería, y cerca de las nueve empezó a llegar la concurrencia, a cuya hora se hallaban iluminados los numerosos salones preparados para el caso. Concurrieron el Excmo Señor Cardenal Arzobispo de Toledo, los excelentísimos Señores, el patriarca de las Indias y arzobispo de Selencia; el Señor Abad de San Martin y otros varios eclesiásticos. El Excmo. Patriarca de las Indias, revestido de capa y mitra, celebró la santa ceremonia, siendo padrinos, en nombre de SS. MM., los Excmos Señores Marqueses de Alcañices. Concluido tan imponente acto, que presenciaron todas las señoras concurrentes y demás parientes y amigos que cupieron en la capilla, pasó la concurrencia a los salones, donde se sirvió un fino y abundante refresco, y en medio de los plácemes y enhorabuenas prodigados a la ilustre pareja, se pasó el tiempo hasta cerca de las doce, en las que se retiró en extremo complacida y satisfecha de la finura y esplendidez con que los señores Señores Duques de la Conquista la recibieron y han celebrado el feliz enlace de su preciosa y por todos títulos estimable hija, la Señora Marquesa de San Saturnino.
Si hubiéramos de describir minuciosamente los pormenores de este suceso, nos veríamos obligados a traspasar los justos límites de una reseña; así pues, nos concretaremos a decir que el lujo desplegado en la casa de los señores Duques de la Conquista ha llamado la atención, no tanto por su riqueza, como por el buen gusto que reinaba en toda ella, siendo de un efecto verdaderamente mágico y sorprendente la escalera, única en su clase por su rara estructura; en la última meseta se ve el jardín por dos ventanas que se hallaban adornadas con una iluminación de transparentes del mejor efecto; en los salones no cabía más magnificencia y estaban iluminados profusamente.
La concurrencia, compuesta de parientes, de los amigos más Íntimos de las familias de los contrayentes y de los compañeros de los nobles Duques en su alta posición de Jefes de Palacio, tan numerosa, que costaba trabajo circular por toda la casa, notándose entre las señoras a la madrina, Excma. Señora Marquesa de Alcañices, tanto por su simpática belleza, cuanto por su elegante traje; pero sobre todo la heroína de la función, hija de los Excmos. Señores Duques, cuya interesante figura ha constituido hace tiempo uno de los principales adornos de nuestras aristocráticas reuniones. Vestía un riquísimo traje del mejor gusto, compuesto de falda de raso blanco con dos grandes volantes de finísimo encaje del mismo color y lazos prendidos de muchas cintas también de raso blanco; en la cabeza, cuello y brazos llevaba un aderezo de tanta riqueza como gusto y que ha acabado de acreditar, si es que lo necesitaba, a su constructor Pizzala de eminente artista: en los brazos, sin embargo, tenía pulseras de tres clases distintas; una del aderezo de la cabeza, otra del que S. M. la Reina se dignó regalarla y otra del que sus padres le habían regalado; en la cabeza tenía una guirnalda de llores de mano blancas con follaje verde, de un trabajo delicado y pendiente del peinado un riquísimo velo de encaje blanco. El traje y aderezo ha sido regalo de su esposo. La acompañaron asiduamente la señorita Doña Fernanda de Beramendi, Señora Baronesa de Monclan y señorita Doña Teresa de Chaves, sus primas, distinguiéndose entre otras a las Excmas Señoras Marquesa Viuda de Zambrano y de la Roca, Duquesas de San Carlos, Fernán Núñez, Noblejas y de Gor, Condesas de la Romera, de Molezana, de Viamanuel, de Fenollas , Casa Valencia; Marquesas de Santa Cruz, Albadeya, Casano, del Socorro, Miraflores, Villacastel, Señoras de Salas, Omania, Ribadeneira, Generalas León, Liñan y otras que no podemos recordar, rivalizando todas como siempre tanto en belleza como en ricos y lujosos atavíos.
Entre los caballeros se distinguían el joven Marqués de San Saturnino contrayente, que vestía uniforme de Gentilhombre de cámara de S. M., los ilustrísimos Señores Duque de la Conquista y Marqués de Alcañices que vestían el de Mayordomo Mayor el primero, y el segundo el de Caballerizo Mayor de S. M. el Rey. Asimismo notamos a los señores Marqués de Miraflores, de Fontao, Conde de Balmaseda, Duque de .Ahumada, General León, D. Joaquín María Ferrer, D. Manuel Mateu, D. Juan Manuel Calderón y otros infinitos que no nos es posible recordar.
Los recién casados tuvieron el domingo la honra de ser recibidos por S. M. la Reina, que les habló con la benevolencia y amabilidad que le son naturales, dispensándolos el honor de darles a besar su real mano".

Na ilustración, Pazo do Marqués en Madrid, propiedade dos Duques de la Conquista e reinaugurado co gallo da voda con Fernanda Villaroel, Vizcondesa de la Frontera, en 1851.

A gran voda do Marqués

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Temas: Señores de San Sadurniño, outros lugares, xente

Autor/a: Manuel González Álvarez

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